viernes, 25 de mayo de 2012

“Seguir haciendo lo mismo era un fracaso”

Inaugura oficialmente su ambicioso proyecto de trillizos: una radio, un teatro y un sitio de entretenimiento digital. Mirá la galería de fotos. "El teatro ahora es así”, dice Mario Pergolini y muestra la pantalla LCD de su computadora en la que se ve el dibujo de la fachada actual del Teatro Vorterix, uno de los trillizos de su nuevo emprendimiento, que completan vorterix.com, un lugar de entretenimiento digital, y Vorterix Rock, la radio. Su historia y su personalidad acreditan un inmediato “Mario tiene chiche nuevo”, que sobreentiende que Pergolini va a jugar. Olvida, esa expresión, que no hay nada más serio que un chico jugando; por más años que tenga. En su caso, 47.

Veamos: en el teatro hay un estudio para las bandas, para hacer grabaciones que luego pueden ser llevadas a discos, difundidas por la radio o ser transmitidas en vivo; desde ese estudio se ve el escenario de frente, como si fuera una gran cabina. El lugar tiene 16 cámaras de alta definición (HD), cuatro de las cuales están dentro del estudio, y seis dentro del teatro, robotizadas: podrán seguir el movimiento de la gente, cambiar ángulos y posiciones de transmisión. Lo que sucede se puede transmitir a través de la radio y de Internet, en distintos momentos o al mismo tiempo, en dos señales totalmente distintas. El teatro tiene un estudio de televisión desde donde transmitir conciertos. O el noticiero, que irá de 13.30 a 14 desde el 25 de mayo, día de la inauguración oficial de Vorterix. Pero el noticiero no será tipo Fox-Del Plata Sport, eso no lo quiere. El noticiero de entretenimiento, música y “todo eso”, como define, por la radio, se escuchará por Internet y celulares también, pero ahí se podrá ver “como si fuera un noticiero de CNN, con toda una escenografía virtual: podés poner tres plasmas de 60 pulgadas virtuales con señales independientes en cada una. Qué loco, ¿no?”. Muy. Abruma. Entusiasma. Dan ganas de cientos de preguntas. Algunas:

–¿La data de la pantalla dónde la generás?
–No estamos haciendo un canal de televisión, estamos dándole, dentro de vorterix.com un soporte a Vorterix Rock. Vamos a decir de golpe: este es el nuevo video de Los Cafres, y el que está escuchando la radio por ahí lo ve o no, o lo puede ver después. Para eso estamos armando todo un site especial que hemos programado nosotros. Nos llevó un montón de tiempo. Lo muestra: la pantalla está dividida en columnas: Aire; Noticias Musicales; Deportes; Cine; Loaded, la revista de información y entretenimiento digital. Cada una se puede navegar en forma independiente según se apoye el mouse. Clic y aparece, a tres cuartos o a pantalla completa, la radio; clic, y Deportes. Y así.

–¿Y qué banda ancha aguanta eso?
–El sistema reconoce todo el tiempo la banda ancha que tenés, y siempre te da la mejor opción. Si tenés una muy buena, la reconoce y te da la mayor calidad; si tenés menos, baja la calidad y te lo da para que no booferee (cuando un video se detiene durante su visión).

–¿Es lo que empezaste a hacer en Rock & Pop (R&P)?
–Ahí me di cuenta de que funcionaba. La música es un commodity, lo que tengo lo tiene R&P, FM 100, Disney, si no lo saco de Taringa. Pero el contenido que genere, y el diferencial que haga y lo rápido que pueda hacer el delivery me va a dar otras posibilidades. Pasamos La Vela Puerca: mientras lo esté pasando online, no hay mucha gente que sepa cómo grabar eso. Antes teníamos la casetera y esperábamos que pelotudos como yo pararan de hablar para grabar todos los temas que nos gustaban. Hoy los pasamos y después podemos cortar uno por uno, y además los remasterizamos y remezclamos. Cuando hicimos Los Cafres en la R&P lo transmitimos así, vendimos 14 mil discos y fue mucho mejor para la banda. Intentamos hacer acuerdos a través de una forma que se llama Creative Commons (distintos tipos de licencias más beneficiosas para las partes que el copyright). La obra es del artista, nosotros tenemos derecho a pasarla si el artista considera que cumplimos con los requisitos que nos comprometimos.

–Desde que apareciste en la radio les diste cosas nuevas a los medios de comunicación, ¿qué es lo nuevo que esperás darles ahora?
–En un punto, todos los programas de cable terminaron copiando El Rayo, entonces uno olvida al original. Cuando escuchás ahora la radio, todos tiran puazos (como el vinilo cuando se corre la púa), si alguien está diciendo algo colgado le ponen música de reggae, cuando se muestra triste le ponen violines. Hoy puedo decir: ¡ey, pará, nosotros lo hicimos diez años antes! Y la gente dice: la verdad que no me acuerdo. Pero tampoco te podés quedar llorando en el hecho de ¡yo lo inventé! Hay que romperse el culo e intentar sacar algo nuevo. Desde la creación de Cuatro Cabezas, a principios de los ’90, Pergolini es un empresario. Para llevar su emprendimiento adelante necesita gente, y a esa gente necesita entusiasmarla con su emprendimiento. Al menos para que intenten hacerlo lo más parecido a lo que él sueña. Ese estilo tan de par, alejado de la idea tradicional del empresario, es lo que seduce a varios, como confunde a tantos otros. Los seducidos, cual niños, lo siguen; los confundidos, cual niños, se enojan con él. En el medio, una buena masa por la que hacerse respetar. “Me podría haber quedado haciendo un programa de cuatro horas, iba a hacer mi dinero. Siempre estoy muy atento a las nuevas tecnologías y cómo pueden ser aplicables o cómo pueden hacer que los productos sean más agradables. El Rayo, en un punto, fue aprovechar el Avid que era nuevo; sentarse y decir: ¿a ver cuántas cosas puede hacer esto? A la primera conductora, para decir una frase había que grabarla diez veces, entonces agarrábamos las mejores partes. Y terminó generando un estilo. Y la verdad es que en los últimos años no salió nadie como cuco para decir: ¡uh, cagamos!, acá viene alguien que en los próximos diez años va a ser imbatible. Impactan rápidamente en un lenguaje, en cierta cosa graciosa que puedan tener, pero saturan muy rápido porque no pueden salir de su círculo. Acá, Clarín por un lado, que quiere empezar a transmitir cosas, ve a Vorterix como un enemigo dentro de los portales digitales de entretenimiento; y las productoras ven que tienen que hacer cierta alianza porque estoy transmitiendo contenido. El Quilmes Rock lo vieron 700 mil personas por HD a través de vorterix.com. La misma transmisión, en TN, no llegó a tener ni 0.90 de rating. Es loco. Nosotros le ofrecemos a la gente que entre a un lugar, lo vea gratis en alta calidad, y la gente que entra es la que lo quiere ver. No es un zapping en la tele. También estamos haciendo aplicaciones para teléfonos, Appsterix, donde les decimos a las marcas: déjennos ayudarlos a darles contenidos, porque el contenido se está comiendo a las marcas. Decime las tres marcas que auspiciaron U2 en la Argentina...

–Ni me acuerdo.
–No tenés ni la más puta idea. Pusieron 300 mil dólares cada una. ¿Qué sentido tuvo? Lo único que sucedió fue una tanda de dos semanas diciendo “Levis, Samsung presentan a U2”. Yo les digo: asóciense a nosotros, dennos la posibilidad de que seamos parte de un evento donde la marca pueda dar un sostén real en el momento que está sucediendo. Era decirle a Movistar: hagan uno, regalen las entradas, que es lo que hicimos junto a Pop Art. Y no traigan a Madonna porque les va a comer la marca. Hoy en día, gran parte de los gerontes que manejan algunas empresas muy grandes, cuando van a su departamento de marketing le dicen “queremos estar en Internet, pongan un 20 por ciento de lo que antes era pautado fijo de radio, televisión y gráfica”. Y cuando van a la marca dicen: “¿Qué hacemos? ¿Facebook? ¿Twitter?”. Nosotros le decimos: “Acompáñennos, ¿quieren llegar a estos 700 mil que están entre los 18 y 40 y te puedo informar de dónde vinieron, adónde fueron?”. Termina el evento y a la hora te puedo dar un reporte: la máquina lo tira directamente.

–¿Qué podrías saber?
–Cosas increíbles: cuánta cantidad se conectó, en qué lugares, de qué barrios de Capital, con qué tipo de conexión, de qué página vinieron y a qué página fueron; si hicieron alguna transacción entre medio, en qué resolución lo vieron. Hoy todos los IP son dinámicos. Cuando entrás, todo programa te deja una cookie dentro del dispositivo, esa cookie tiene una patente y te conectes donde te conectes, sabe que sos vos; es lo que te convierte en usuario único, y nosotros sabemos si entraste una vez o cien mil. Te da muchos datos interesantes para pautar. Podés decir: me conviene poner al comienzo porque la atención no está puesta en otro lado. Por eso los sociólogos van a tener tanto trabajo y ya están cobrando fortuna por eso. Nosotros tenemos cuatro. Es tanta información que te podés confundir. Y los que pueden depurar mejor esa información son los sociólogos.

–¿Cuál será, culturalmente hablando, tu fuente de energía? ¿Y quién será tu clásico, tu rival del derby para que te entusiasmes?
–Hay tres generaciones muy claras dentro de lo que es Vorterix. La parte musical, si bien la supervisamos (Gustavo) Olmedo y yo, está también a cargo de gente que está yendo a muchos recitales y consume mucha música, Internet, mucha banda nueva. Queremos que la radio básicamente sea eso: gran parte de la música, nueva; la música vieja, los clásicos están, pero el que consume esa música ya la tiene en su iPod, teléfono, computadora, un rígido. No hice ningún arreglo con compañías discográficas: saqué la cuenta y no justificaba sacrificar la artística. En lo inmediato, creo que mis competidores están en la radio. El otro es un terreno virgen para mí y el resto ni siquiera empezó: ahí voy a crecer, voy a ganar tiempo. Estoy casi seguro de que las radios se van a terminar transmitiendo así. El 30 por ciento de la gente que escucha la radio entre las 6 y las 14 lo hace a través de una computadora, y el público que escuchaba FM a la noche, en prime time, donde hacer un programa era un éxito, cayó un 50 por ciento. Y el 40 por ciento de ese 50 ni siquiera está en la tele, está en Internet. Si le doy herramientas y el pelotudeo que quieren en Internet en un solo lugar, y además le dejo que puedan visitar los otros lugares, le voy a devolver a la radio ese público que antes estaba en la radio y ahora está en Internet. En lo inmediato, la comparación más lógica va a ser con las tres radios líderes. Radios de rock no hay muchas: R&P, que ahora está medio sintiendo el cimbronazo, lo más probable es que se acomode y no siga cayendo. Con respecto a La Mega, que ahora intentó hacer un cambio de pasar de música nacional a rock, no ha movido el vúmetro. Y las otras radios son muy distintas a nosotros. Lalo, la Pop, pasan Montaner, una música popular que no pasamos. Quiero llegar a fin de año siendo una de las cuatro radios más escuchadas. Y que el site sea uno de los 100 más vistos del país.

–No hiciste acuerdo con ninguna discográfica, algo que antes todo el mundo daba por cierto. ¿Cómo cambiás esa visión?
–Está en la música. Lo primero que dice la gente de Vorterix es: a mí me encanta la música que pasan. Siempre van dos temas pegados y lo ideal es que vayan tres. No quiero que se abra el micrófono para que cualquiera cuente su historia de vida.

–Eso es culpa tuya.
–Totalmente. Pero dije: hasta acá llegamos. Cuál es? en eso fue un barco insignia que desparramó la ola. Ahora todo el mundo sigue haciendo lo mismo: dos o tres amigos hablando en una mesa, o tirándole el bulto al oyente, diciéndole: “Les proponemos que nos cuenten sobre tal cosa”. Y vos decís: “¿Por qué no trabajás vos en vez de juntar un montón de pequeñas ideítas?”. Es como si vos hicieras un taller de literatura y les pidieras a todos que más o menos te armen tu nota. Se supone que estás donde estás porque podés hacer cierta diferencia. Pero no me quiero dormir en eso. Estamos haciendo aplicaciones para celulares, me la paso programando, y muchos me preguntan para qué mierda lo hacés, porque no vas a ganar mucha más plata. Probablemente no. Esta aplicación la hicimos nosotros, para el Quilmes Rock (muestra en su celular una especie de guía virtual del concierto). 35 mil bajadas. Y a mí me gusta, no lo puedo evitar. Necesito hacer cosas nuevas y probarlas. Me parece que la gente gana con esto. No sé si va a funcionar, pero no puedo quedarme con la duda.

–¿Por eso te fuiste de Rock & Pop?
–Les dije que no iba a hacer un programa de cuatro horas, que quería probar 24, que me ofrecieran una de las frecuencias que tenían. Y no me brindaron una buena oferta. Los tres grandes grupos con radio me decían: venite. Y la verdad es esta: (Matías) Garfunkel fue sincero, yo le pedí autonomía, que ideológicamente no me rompan las pelotas y que confíen en mí. Les doy un plan de trabajo: si lo cumplo, todo bien, y si no, me pegan una patada en el orto. En vorterix.com somos socios, no en la radio.

–¿No probarlo habría sido tu fracaso?
–El fracaso habría sido seguir haciendo cuatro horas un programa de radio un año más; me iba a pegar un tiro. Era como hacer Caiga: ¡no puede ser! ¡¿Cuánto, 16 años haciendo esto?! La puta, me quejé todo el tiempo de la mediocridad ajena y en qué caí, en la mismísima mediocridad; me repito automáticamente sin parar. Estoy muy poco conforme con el 80 por ciento de lo que hice. No hay nada grandemente exitoso. Lo pude haber hecho mejor y fui un vago, le podía dar otra vuelta de rosca.

–Sin embargo, la sensación es que siempre supiste dónde estabas parado y qué estabas haciendo…
–Sí. Pero creo que es más la mirada externa que la mía. Igual admito que en cada momento que he estado, o que me ha tocado ser parte, lo he disfrutado, he sido lo más auténtico que pude. Me he armado un microclima, y he laburado en mi microclima. Pero eso me dejó hacer lo que siempre se me antojó hacer.

–Eso es exitoso en términos de una vida.
–No lo evalúo así. Ahora estoy en un momento riesgoso, siento un vértigo. Pero me encanta. La verdad es que estoy chocho de que haya venido, porque los últimos años fueron aburridísimos. Un dolor de huevos. Me quería matar. Creí que me podía jubilar y comprobé que no. Tuve la fantasía: “Me retiro de la tele, me voy de la radio y se van todos a la concha de su hermana”. Después de Cuatro Cabezas, iba a hacer dos años más de radio y me iba. Estuve ahí de hacerlo. Hasta que un día me levanté y le dije a mi mujer: “Mirá, tengo una idea en la cabeza y no me la puedo sacar, necesito ver si funciona; veo que nadie la está viendo, creo que tengo como una quimera”. Y me dijo: “Sí, mirá, prefiero eso antes que el hinchapelotas este”, ja ja. Ve con Dios, hijo.

–¿Y en dónde “pagaste”?
–Creo que tengo una forma de autocuidarme. Insisto: la adrenalina que me impuse siempre me es fundamental. La necesito. No lo puedo evitar. Me encantan las tecnologías, soy un curioso, me aburro rápido, soy un insaciable. Me encantaría tener la fórmula de cómo mierda me hice. No sé qué me frenó ante al abismo. Siento que me paso, siento el quilombo que se arma y me voy para atrás, salgo del radar un tiempo, y digo “uff”. Y creo que vas garpando con pequeñas cositas, amistades, relaciones; la pagás con vanidad, con los sacrificios de la gente que te quiere: hace 22 años que estoy casado y es difícil llevar una pareja donde querés que haya una parte que sea realmente privada. Mi mujer es una psicóloga muy famosa, le va muy bien, pero hay un camino donde también da un paso a los costados. Y eso lo vas pagando también. El apellido que les dejás a tus hijos y que muchas veces les tenés que decir: la verdad que te pido disculpas si vas a tener un quilombo por esto o aquello. No sé, no sabría decir. Si vamos a la puerta de la calle y le decís a cualquiera: “¿Querés vivir mi vida?”, el 90 por ciento va a firmar el papel en blanco. Y a lo mejor si se la cuento van a decir: “Bueno, está bien” y otros van a decir que no. Igual van a ser un montón. Porque hay una fascinación con respecto a lo público, a cierta cosa de poder, a ser conocido. Voy haciendo pequeños depósitos por adelantado. Y como no creo en Dios ni en el infierno, en algún lado lo pagaré. Y vas también ganando, con lo que garpan otros. Es un intercambio.
_______________________________________________________________________________ “Al aire digo lo que tengo ganas de decir”

–¿Te molesta mucho que te pregunten por tu pasado?
–Insoportable.

–Pero sos un referente para hablar con los hijos ante determinados “peligros”. Porque, además, los pibes te escuchan.
–Puede ser. Y también puedo contarlo desde el otro lado. Cuando le digo a mi hijo: “No, porque esto te hace mal, si vos estudiás te va a sacar de foco”, lo primero que hace es ir a Google, Rolling Stone, 1990: “Legalícenla (alguna droga)”. Y yo le digo: “Lo siento, en los ’90 no tenía ni idea de que vos ibas a estar, ni siquiera pensé que a futuro me tenía que cuidar”. Uno cuando es joven, habla como joven, y cuando es grande, habla como grande. Después, intento sacar un promedio. Cuando hablo al aire, en realidad no pienso en una persona, en una generación. Digo lo que tengo ganas de decir, lo que me parece que puedo decir, o llevo el cuentito para el lado que me parece agradable, incluso con sus propias trampas. Yo hago entretenimiento. En algunos momentos te pudo haber parecido más frontal o menos, pero hasta el más serio de los noticieros es entretenimiento.


Fuente: Veintitres