miércoles, 22 de abril de 2009

"No hablamos de ética, hablamos de elecciones"

La aparición de Celso Jaque en el nuevo ciclo de Caiga Quien Caiga tuvo ribetes revelatorios sobre su pensamiento como gobernador mendocino. Y por lo que dijo en ese reportaje, para él el ejercicio político no tiene nada que ver con la ética.

El movilero de CQC, Pablo Camaití, lo abordó antes de un acto justicialista la semana pasada en la localidad bonaerense de Tigre.

Allí Jaque en un ambiente verde y bucólico respondió con naturalidad las preguntas del cronista sobre las "candidaturas testimoniales" el último invento kirchnerista.

Para justificar la creación electoralista de Néstor Kirchner el mandatario mendocino comenzó diciendo que “nadie obliga a nadie a presentarse” en las listas.

Además remarcó que lo de las candidaturas testimoniales, en todo caso, se trata de “estrategias”.

Hasta que llegó el instante cúlmine y de la confesión política más extrema del pensamiento del gobernador, que presentíamos, pero que ahora vamos conociendo de a poco.

El periodista de CQC preguntó: -¿A usted le parece ético que un candidato se presente y luego no asuma esa candidatura?

Entonces Celso Jaque cometió el sincericidio: -Es que no hablamos de ética, ahora hablamos de elecciones.

Es la opinión de Jaque más sincera que se le haya escuchado públicamente.

Como se ha dicho, desde un punto de vista positivo es bueno para la democracia ver a Jaque, en este caso, respondiendo de este modo porque permite a los ciudadanos mendocinos conocer a su gobernante.

Más teniendo en cuenta que buena parte de la estrategia de las protestas de los gremios estatales que resisten al mandatario se basan en la tesis política: “Jaque miente”. Por lo menos en este caso ese postulado quedó desvirtuado.

Pero sería más saludable para el ejercicio democrático conocer al candidato desde lo personal y a sus intenciones antes de votar. Ocurre que en la práctica es exactamente lo contrario, y sólo se conoce al candidato después de que gana y siempre y cuando asuma esa responsabilidad.

Dado este panorama el votante corre el riesgo de ser engañado, y el sufragio secreto es uno de los actos políticos que exigen de la mayor confianza por parte de quien lo ejerce.

Por eso, contrastando con la opinión novedosamente auténtica de Jaque: quien pregona querer ser electo para realizar una tarea pública y gracias a eso es elegido por sus conciudadanos y luego ni siquiera asume esa representatividad, entonces miente.

Y la mentira es una actitud antiética.



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