martes, 4 de mayo de 2010

"No me siento 100% periodista"

Con solo 33 años integra uno de los programas más respetados de la televisión argentina. Gracias a su perfil que mixtura lo ingenuo y lo irónico, Clemente Cancela es uno de los noteros de Caiga Quien Caiga más reconocidos. La primer entrevista, su vergüenza escénica y qué quiere ser “cuando sea grande”.
txt florencia guerrero. ph guido adler.


Parece tenso, con cara de que hacer notas es su trabajo y no a la inversa. Al verborrágico Clemente Cancela, no se le acaban las palabras frente al grabador, aunque uno supone que está pensando “¿por qué a mi?”. La respuesta es simple, sin experiencia en TV, y con solo 25 años se animó a un casting para entrar al emblemático CQC, y luego de varias notas, quedó. Desde entonces ha entrevistado a personalidades de todos los rubros, y no se achicó ante ninguno, aunque asegura que “siempre me quedo con la idea de que podría haber preguntado más”. Hace algún tiempo que dejó la música, pero de vez en cuando toca el bajo para matar el vicio, y dice que en los momentos que comparte con sus amigos, “Si vemos la tele y aparece mi trabajo me da vergüenza, y prefiero hacer zapping”.

Empezaste trabajando muy joven ¿Cómo fue el paso de escribir en un Sitio Web a un programa tan visto?
Cuando entré era una época muy complicada en el país y el programa tenía una carga muy fuerte, había muchas notas de política. Entonces estaba todo el día en la calle, más allá de la respuesta que yo tenía de la gente, no tenía mucho tiempo de vivir ese cambio a pleno. Además vivía en la casa de mi madre. No me di mucha cuenta; una vez que lo noté, ya estaba adaptado a eso, por lo que no experimenté un shock.

¿Cómo fue la primera vez que te reconocieron en la calle?
Recuerdo que después de la primera nota que salió al aire, al otro día tenía que ir al Congreso y en vez de tomarme el subte en Primera Junta, lo tomé en Acoyte para ver si alguien me reconocía, y una señora me dijo “estuviste muy bien anoche”. Yo no me acordaba de ella, así que tiene que haber sido por el programa. (Risas)

¿Y cómo fue esa primera nota, cómo fue?
Con Oscar Shuberoff, el rector saliente de la UBA. Estaba en medio de un casting, la idea era que uno hacía muchas notas y lo medían. Pero con esta nota había una presión especial porque el productor me dijo que si salía bien, había muchas posibilidades de que saliera al aire.

¿Y cómo resultó?
Fue una masacre. El día anterior escribí treinta chistes y no lo dejé responder nada; creo que esa fue una de las notas más violentas que hice en mi vida porque estaba muy nervioso. Eso rindió, pero no fui muy conciente de lo que estaba haciendo.

¿Suele ocurrir?
Sí, claro. Hay eventos muy grandes que me tocó cubrir, en los que no tomé real conciencia de lo que me estaba pasando. Después con el tiempo decís “uy, mirá donde estuve”. Puede ser algo chiquito o grande.

“El humor es una buena herramienta para ejercer el periodismo. No digo que todos los periodistas se tengan que cagar de risa, pero nos sirve”.

CQC da una nueva categoría al rol de movilero, en el que es casi protagonista ¿Eso es negativo o todo juega a favor?
En el caso de la nota con Shuberoff fue positivo, porque él me cortó el rostro y alguien vio el cubo y le dijo que era de CQC, entonces salió. Hay gente que disfruta el ida y vuelta, y otros que no.

¿Qué tan a gusto se puede trabajar, cuando uno incomoda a los demás?
Hay notas que no son tan divertidas de hacer, porque constan de muchos factores, pero en general es un programa que esta bueno de hacer y pensar. El humor es una buena herramienta para ejercer el periodismo. No digo que todos los periodistas se tengan que cagar de risa, pero sirve. El humor tiene algo de oficio, no te convertís en los hermanos Marx, si no tenés la materia prima, pero le vas tomando la mano. Hay cosas que no son tan divertidas, obvio ¡no me gusta que me peguen!

Fuente (& nota completa): Revista WATT