Entrevista A los 41 años, y con 20 en el medio, el notero de “CQC” multiplica su presencia en la tele conduciendo “Zapping”, en sus versiones semanal y diaria. Además, hace radio y publicidad. Asegura que su secreto es trabajar mucho y ser auténtico.
Por Sandra Commisso
El notero, el conductor, el Pelado, el chico de Ramos Mejía. Guillermo López es todo eso y algo más. A los 41 años y con casi 20 en el medio, viene demostrando que la capacidad de trabajo, sumada a un humor inteligente, rinde sus frutos. Con un programa diario, Zapping (Telefe, a las 14.15), además de su versión semanal (los sábados a las 22.30), que conduce junto a Julieta Prandi, su rol de notero en CQC (Telefe, miércoles a las 23.30), un programa de radio (sábados a la mañana por La 100), y varias publicidades (la más reciente junto a Natalia Oreiro), López está cosechando lo que sembró.
¿Con qué rol te identificás más? ¿Con el notero o con el conductor?
Me siento cómodo con las dos cosas, creo que son un buen complemento. Conducir un programa de archivo y a la vez, encontrarme con los personajes del archivo haciendo notas en la calle, me da un bonus track. Además, me gusta el desafío de seguir laburando de notero en CQC, donde llevo 9 temporadas y cada año hay que levantar la apuesta. Buscar otro eje, sacar cosas nuevas de personajes con los que ya me crucé 50 veces, literalmente, como Ricardo Darín o Guillermo Francella, es un gran ejercicio. Y lo uso para la conducción. Todo es un gran training que me da oficio. Como conductor tengo el plus de salir a la calle, que es la mejor manera de testear lo que pasa, y siempre recibo buenas críticas de los informes y mucho afecto. Creo que con Julieta formamos una dupla querible y trasmitimos eso. Yo me sigo sintiendo en período de aprendizaje, y eso es algo que me parece sano.
Como notero, lográs un ida y vuelta con los entrevistados que no consiguen otros. ¿Por qué?
Voy conociendo a los personajes y con algunos ya establecí códigos implícitos, por ejemplo, qué día es mejor acercarse o no. Me doy cuenta cuándo alguien va a rendir. Si veo que no está de ánimo o no tiene onda o no es el contexto, lo dejo. Creo que el secreto del buen vínculo con los personajes es eso: respetar los momentos de cada uno. Yo me siento muy querido por la gente que entrevisto y eso es un extra que me llevo del trabajo. A veces ni hablan de lo que están haciendo, me dan la nota porque se divierten. Me manejo siempre honestamente y haciendo chistes de manera respetuosa. No es una estrategia, así me sale.
Armaste un perfil de seductor que conquista a las chicas famosas. ¿Eso también te sale naturalmente?
Se trata de una gran mentira que todos se creyeron. Como hago muchos notas de espectáculos me cruzo con todas las chicas lindas del medio. No fue buscado, empecé a hacer chistes y funcionó. Todo lo que se generó con eso me da mucha risa. Lo bueno es que yo sé que es mentira. El día que me lo crea, estoy perdido. Ellas me mienten y me dicen que soy un pelado sexy, y como me mienten con cosas lindas, yo me dejo (risas). Cada tanto, me gusta mirarme desde afuera: veo el juego y me divierte. Sobre todo cuando los muchachos de las estaciones de servicio o del kiosco me dicen: “Vos sí que la pasás bien”. Esa es la frase que más escucho.
Bueno, el humor es una gran arma de seducción.
Se ve que a veces funciona mejor que el rubio de ojos celestes. Así que al carilindo le mandamos un beso grande y que siga participando. Ya está, es carilindo, no tiene que hacer chistes (risas). En serio, el humor es seductor y si el chiste es un poco inteligente, mejor.
Ahora que aparecés en la tele, por lo menos, seis veces por semana, ¿te importa la imagen? ¿Te cuidás más?
No me preocupa mucho la imagen, debería hacer algo de deporte, comer un poco menos. Pero, por ahora, todo lo que tengo para dar es esto. Siempre fui muy prolijo y de cuidarme bastante, intento seguir. Todo es cuestión de actitud.
¿Tenés algún referente como conductor?
Uno es Mario Pergolini, con quien trabajé muy de cerca, y otro es Jorge Guinzburg. De él admiro sobre todo cómo manejaba las entrevistas y también los equipos de trabajo, que todos estén cómodos en su rol. Es lo que intento hacer ahora con la gente con la que trabajo, porque si te sentís parte de algo, laburás mejor. En cualquier caso, intento disfrutar lo que hago porque eso se trasmite, es ser auténtico.
Tu formación como actor, ¿te dio herramientas para tu trabajo actual?
Sí. Estudié cuatro años con Agustín Alezzo, hice todo tipo de bolos, teatro callejero, trabajé como clown de circo, conduje eventos y de toda esa mezcla salió el notero de CQC. Después me dediqué más a la radio y fui descubriendo que me gustaba mucho la conducción. La formación actoral te da un manejo de ciertas cuestiones. Pero lo hago siempre desde mí, tal vez con algunas características más exacerbadas. Más adelante, me gustaría hacer un unipersonal fusionando todo lo que hago, también hacer cine o teatro. Pero lo pienso a largo plazo, no es algo que me quite el sueño ahora. Con lo que estoy haciendo ya superé las expectativas laborales.
Siempre nombrás a tu mamá, Nelly, y tu lugar de origen, Ramos Mejía. ¿Son tu cable a tierra?
Sí, sigo siendo un pibe de Ramos, mis amigos siguen siendo los de allá. Yo digo que duermo en Saavedra, pero soy de Ramos; una vez por semana estoy por allá. Son mis raíces, donde me formé para ser quién soy. Perdí a mi viejo a los 18 años y aprendí de él a ser un laburante y a conseguir las cosas con esfuerzo. Y también aprendí de mi vieja, que la remó mucho. Por eso la nombro cada tanto, porque ella disfruta mucho de todo lo que me pasa. Soy como el hijo famoso de todas sus amigas y me parece lindo regalarle algo como nombrarla y mandarle saludos. Igual, quiero aclarar que estoy muy lejos de Silvio Soldán y Tita. Con todo respeto a Soldán y a Tita (risas). Es extraño, pero cuando veo afiches con mi cara por la calle, todavía me asombra, a veces me parece que fuera otra persona. Porque si todo me pareciera normal, estaría frito.
¿Qué opinás de la tele actual?
Está muy rara, con muchos personajes que se autodenominan artistas. Si tenés que repetir tanto que sos artista, ya es para dudar. Me da vergüenza escuchar eso. Yo creo en el trabajo más sólido y a largo plazo. Hay mucha desesperación por llegar a un lugar y cuando llegás sin preparación, no sabés qué hacer, perdés el eje. Hace 20 años que laburo y ese recorrido que hice está bueno, porque eso hace que lo que me pasa ahora no me corra de eje. Con tanta exposición, si no estás bien ubicado corrés el riesgo de irte a la banquina. Yo pongo la energía en hacer mi laburo lo mejor posible y no tanto en ver qué hacen los otros. Si te elogian o si te critican, hay que tomarlo con calma.
¿Te imaginaste alguna vez que ibas a estar tantas horas en la tele? ¿Era lo que querías?
De chico quería ser jugador de fútbol, pero me decidí cuando la edad ya me daba para técnico; después quise ser cantante, pero descubrí que había nacido para escuchar, así que elegí actuar.
El poco tiempo libre que le queda, López lo dedica a su pareja, con quien vive desde hace dos años. “Ella no es del medio ni le interesa figurar. Pero chequea todo. Por eso la elegí. Yo respeto eso y, sin ocultar nada, resguardo lo personal. Cuando llego a mi casa, se acaba el personaje”.
Fuente: Clarín Espectáculos