viernes, 14 de agosto de 2009

"Lo que hago no tiene género"

Su elección para conducir el programa que durante más de una década comandó Mario Pergolini resultó una de las polémicas mediáticas del año. Hasta el momento salió airosa. Al menos eso le dice su mamá, referente ineludible de sus errores. Y aciertos.
Por Jorge Belaunzarán

- Finalmente, ¿CQC es un programa misógino o no?

-Nadie puede creer que hoy, año 2009, alguien pueda pensar realmente así, que no sea solamente un gesto de provocación. Los actos misóginos son mucho más graves en otros lugares que están mucho más ocultos, que en una declaración chistosa de un programa. Porque en realidad nació como un chiste: preguntaban por qué no había una mujer en el panel, nada más. Nunca fue una postura de la productora, ni del programa, de hecho hay muchas mujeres trabajando en Cuatro Cabezas.

Entonces surge la tentación de chiste fácil de comparar la expresión con la del que dice que no es antisemita porque tiene un amigo judío. Pero no ha lugar: Ernestina Pais se sabe observada hasta el tuétano, así que mide la gramática y la sintaxis a sabiendas de que todo lo dicho puede ser usado en su contra.

"Tengo muchas críticas hacia las mujeres cuando discuten el género. No es sólo una cuestión declamativa, el lugar hay que hacérselo laburando, como cualquiera. Ahí es donde establezco una igualdad. Muestro lo que hago y lo que hago no tiene género, está bien o mal hecho, no importa. Para calificar la calidad de un trabajo no me importa si el que lo realiza es hombre o mujer, después cada uno le aporta lo propio del género, y me parece que en eso la mezcla siempre suma. Yo digo que tengo un costado poco histérico para el trabajo, eso es real, no soy muy complicada, no tengo exigencias particulares porque soy mujer, a eso me refiero con que tengo bien ejercitado ese costado: voy y laburo como cualquiera. Sí tengo mucho ejercicio en laburar con hombres, entonces puedo manejar cierto código común, porque aparte me divierte ese tipo de humor.

Entonces, y sólo durante la desgrabación, comienza a insinuarse una hipótesis de por qué fue elegida para reemplazar a Mario Pergolini al frente de CQC, el programa que aportó ideas y estética como pocos a la caja boba vernácula, el que hizo de su creador y ex conductor un blanco móvil al que apuntar porque después de todo en eso parece haberse convertido la televisión argentina: una escuela de cazadores al servicio de disparar contra el diferente, de la risa de lo que ve como deficiencia ajena, casi siempre muestra palpable de la miseria propia.

-¿Por qué cree que la eligieron?

-Tengo una visión personal que es un chiste: habiendo pasado las que pasé, ¡me podía bancar cualquier cosa! (y la risa se le suelta, el cuerpo se le afloja: el humor es un compañero que le sienta bien). Objetivamente creo que lo que necesitaba ese lugar era una conjunción, que por ahí es difícil de encontrar, entre un conocimiento de la actualidad y el interés real por lo que pasa, además de mezclar eso con el humor. Tenés muy buenas periodistas mujeres, muy buenas humoristas, y por ahí alguien que pueda unir las dos cosas era lo que se necesitaba para ese lugar. Tampoco creo o por lo menos así me lo dijo Diego (Guebel) que se haya buscado específicamente una mujer, sino que la persona que le cerraba en ese concepto era yo y por eso me lo propuso. Públicamente volaron mil nombres, pero entre nosotros siempre existió una sola propuesta y una sola respuesta, los dos sentimos que era bastante natural el lugar. Yo venía de hacer tres horas y media en vivo diarias, durante cuatro años, eso te da un ejercicio grande y era necesario para un programa que sale en vivo, que no tenés posibilidades de fallar, salvo lo que tiene que ver con cuestiones técnicas, porque en definitiva se nutre de la realidad última de la semana. O sea que tampoco podés preparar demasiado.

-Cuando se ingresa a un lugar surgen fantasía acerca de cómo será. ¿Cuáles se dieron y cuáles no?

-Por ahora se dio todo mejor que como lo había pensado. Mis fantasías eran que iba a ser difícil, que venía de un nivel muy alto, porque estaba la mejor producción de programa posible en cuanto a seriedad, conceptos, que tienen muy claro lo que quieren y lo que transmiten; eso es una tranquilidad enorme para el que trabaja. Pensaba que entraba a un lugar donde ellos tenían un manejo total de este formato, y como venía medio de afuera, obviamente tenía todas las dudas del caso sobre como iba a ser recibida. Venían de un conductor con una equis cantidad de tiempo que además había sido gestor del proyecto, o sea que había mucha historia atrás. Más que miedo al trabajo, que lo tenía claro y sabía que podía hacerlo, estaba el ensamblaje del equipo, que es difícil. La situación del primer vivo era muy difícil. Me quise ir corriendo hasta los diez minutos antes de salir al aire, donde empecé a disfrutar con la enfermedad propia de los que hacemos esto, de esa presión cuando te van cantando cómo viene la cosa. Y hasta antes de salir me quería ir a mi casa llorando, y justo en ese momento empecé a disfrutar estar ahí. Y a partir de ese momento sólo fue mejorando. La relación es genial, el nivel de respeto sobre mis opiniones es total, la convivencia es genial, todo lo superó. Y en cuanto a mi vida también un nivel de tranquilidad importante; es muy placentero tener el tiempo de una semana para preparar un programa. Venía saliendo al toro todos los días, y es como imposible preparar cabalmente tres horas y media de vivo. Que también fue genial, un entrenamiento del carajo, pero era un momento para parar un poco. Y como no soy una persona que piensa el final de las cosas, porque no planeé nunca nada en general, entonces por ahora me interesa estar contenta con el día siguiente. Siempre digo que el lunes no me importa tanto como el martes a la mañana, jaja, cómo me levanto, cuando digo me equivoqué en esto, salió bien aquello, y por ahora el balance está siendo súper positivo.

Como callar es una forma de decir, de las feas fantasías no habla. En esa discreción se pone la camiseta. Llevar la del Diez cuando el Diez acaba de retirarse debe ser harto complicado.

-¿No planifica?

-Alguien lo debe estar haciendo por mí (ríe otra vez, ahora en clásica actitud femenina de pudor). Sí, se debe tener como una coherencia. En la tele yo tengo más no que si. Lugares para lo que yo quiero hacer en televisión no hay muchos. Podría haber trabajado mucho más, como que siempre que hubo cosas que no me cerraron. En definitiva esos no hicieron la coherencia que posibilita que hoy pueda decir no sin mayores dificultades. Así que no lo planeé, pero esta buenísimo lo que esta pasando. Y también tengo la teoría que las cosas llegan cuando uno esta preparado para enfrentarlas. No es que uno responde según lo que le ocurre, sino que en definitiva va recibiendo aquello para lo que se fue preparando. Y me parece que también por suerte hay gente en este medio que se maneja con buenas. Jorge (Guinzburg) era uno, se rodeaba de gente a la que respetaba y consideraba talentosa, y aprendía mucho de la gente con la que laburaba. Diego Guebel y la gente de Cuatro Cabezas es exactamente igual.

-¿Piensa que la vida tiene un sentido?, por decirlo de alguna manera.

-Sí. Igual no planeé nada, lo que sí trato es que mi lugar sea agradable y todo lo que tenga alrededor y no sólo lo que tengo inmediatamente alrededor, esté un poco mejor. Vengo de una familia militante con ideología política, y creo que la mayor militancia hoy es la cotidiana, el acto pequeño, lo cercano, lo inmediato y lo mediato; o sea participo en la junta vecinal de mi barrio, si le pasa algo a mi vecino soy la primera que va y se reúne con la comisaría y habla y qué sé yo. Me preocupa cómo mirarme al espejo.

-¿Adónde cree que la llevará ese sentido en un futuro no muy lejano?

-Siempre hubo una vocación primaria, a la que en algún momento seguramente volveré, que tiene que ver con el cine y la fotografía. Cuando terminé el secundario estudié cine y fotografía, después Jorge me convenció de que podía adaptar todos eso intereses a otra manera de comunicar porque en definitiva todo era comunicación. Así que me imagino volviendo a esos gustos, a esas pasiones. Pero no me imagino mucho más allá.

-El título de la nota va ser: Ernestina será directora de cine.

La risa festeja el humor malicioso. Y los parecidos con el sucedido crecen: profesionalismo a rajatabla, fuerte vínculo laboral a partir de la fidelidad casi total con el producto, humor misógino, negro, incorrecto, malvado, a veces sexual.

"Por eso aclaro tanto. También me imagino retirada en el campo, no sé, cultivando la tierra; me imagino volviendo a esa cuestión. Sí, añoro mucho la pérdida de esa parte inocente que uno tenía: tengo madre de Entre Ríos, padre de Santa Fé, una infancia muy en el interior; imagino una vuelta a la cosa más hacia adentro. Responsable de mis actos voy a ser siempre, tengo ese gran problema: me hago demasiado cargo de mis actos. Y por eso corro el riesgo de caer en esa situación por la cual este medio hace que creas importante las cosas que en definitiva no lo son. En eso mi marido es fundamental, cuando me preocupo por una situación que dentro del micro mundo televisivo es importantísima, salgo y Alejandro me dice: no boluda, a ver si nos ponemos claros, la vida está afuera de eso. Son valores que a mi me salvan también. Es importante que esto lo hagas bien y con honestidad, pero no es algo que tiña toda tu vida, entonces en ese punto me siento un poco siempre con la puerta abierta como para salir a jugar…

Y el asombro por los parecidos se convierte en revelación. Y la duda acerca de quién debería haber sucedido a Mario Pergolini en la conducción de CQC parece ser una discusión pour la galerie, expresión de pretendida elegancia que intenta esconder la misoginia de la hinchada.*

El Argentino