miércoles, 21 de octubre de 2009

CQC, según pasan los años

La celebración por los primeros 500 programas de Caiga Quien Caiga pasó anteanoche bastante más inadvertida de lo que el aniversario prometía. Y seguramente merecía. Por acción (algunos de sus aportes marcaron a fuego la última década y media de nuestra TV) y también por reacción. El programa también vivió de los sucesivos ejercicios de atracción y rechazo simultáneos jugados a lo largo de 15 años con distintos adversarios-referentes: los políticos, los exponentes más mediáticos de la farándula y algunos antagonistas puramente televisivos.

El más fuerte de estos últimos, Marcelo Tinelli, se anotó anteanoche una clara victoria de fuerte valor simbólico, casi al duplicar los 14,4 puntos cosechados por CQC, un rating demasiado magro para tamaño acontecimiento. Esta vez no hubo ni siquiera una réplica picante de la mano de las casi olvidadas cucarachas. La omisión no resultó arbitraria. Más que una autocelebración, lo que pareció mostrar anteanoche CQC es la necesidad de subrayar el reciente cambio de perfil, representado ante todo por la presencia de una mujer (Ernestina Pais), por primera vez, entre los conductores, y la afirmación del lugar protagónico que ocupan los cronistas-movileros con secciones fijas cada vez más extensas y fieles a sí mismas.

Este implícito pronunciamiento se puso en evidencia a través de lo que se incluyó y lo que se omitió en el recorrido retrospectivo de anteanoche. No faltó ninguno de los grandes hitos del programa protagonizado por quienes ocuparon la calle en sucesivas etapas (de Andy Kusnetzoff y Daniel Malnatti a los actuales Clemente Cancela y Guillermo López) mientras casi nada se dijo ni se mostró de los conductores históricos Mario Pergolini y Eduardo de la Puente. Sólo una mención al paso, casi protocolar, extendida a Nacho Goano.

El viaje por los archivos también dejó en claro que, a lo largo de su historia, CQC tuvo tantas líneas de continuidad como vaivenes. Por su propia naturaleza, un programa nacido para molestar desde el humor y la ironía a los hombres públicos y dejar al descubierto algunas de sus miserias fue perdiendo sentido y frivolizando su prédica cada vez que desnaturalizaba algún acto público o conferencia de prensa. Y a nadie escapa que junto con los esfuerzos por denunciar atentados contra nuestra calidad de vida (con el "¡Proteste Ya!" a la cabeza), también coqueteó en los últimos años con los Kirchner, tan sonrientes y abiertos con los hombres de negro como desconfiados y recelosos ante los medios más serios.

Este aniversario también deja cosas muy favorables para CQC: su valor agregado de idea exportable, la excelencia técnica del montaje y la posproducción, una envidiable pauta publicitaria y el talento del productor Ernesto "Cune" Molinero, artífice en todos estos años de la evolución de una imagen que hoy resulta inconfundible.

Por Marcelo Stiletano
mstiletano@lanacion.com.ar


Fuente: La Nación