miércoles, 30 de diciembre de 2009

Cuando la mujer llegó al planeta CQC

Creado 16 años atrás por su ex conductor, el programa superó su primer ciclo emancipado y con una mujer al mando. Una audacia que deja más aciertos que errores y demuestra que el formato de exportación está a prueba de (casi) todo.

Lunes 28 de noviembre.- Esta noche, con un especial del Día de los Santos Inocentes, CQC despide la temporada 2009, punto de inflexión en su historia. Con 15 años en el aire sin polleras a la vista, éste fue el ciclo en que Ernestina Pais tomó la posta de Pergolini, y mal no le fue. Arrancó el 6 de abril con 24,6 puntos y promedió, en sus mejores meses, más de 21, superando varias veces la audiencia de Showmatch.

El desafío de Caiga Quien Caiga '09 no era fácil. Su conductor y creador había decidido dejar la televisión, y su compañero de años optó por seguirlo. Ya sin Mario Pergolini y Eduardo de la Puente, Pais y Gonzalo Rodríguez se hicieron cargo y tomaron la posta.

Con el correr de la temporada el formato, que había demostrado –exportación mediante– su solidez en otros países, fue un sostén para que el nuevo dúo encontrara su lugar y ayudara a acostumbrar a la audiencia a las caras nuevas.

Es que, además de las dudas sobre los presentadores, el prejuicio sobre si una mujer podía estar al frente de un ciclo históricamente manejado por hombres se imponía. Y la respuesta a esa incógnita fue encontrando respuesta: con ciertos matices, el balance parece haber sido positivo.

Ernestina dio la primera bienvenida a Caiga el lunes 6 de abril, y las expectativas se tradujeron en una audiencia apenas 6 décimas menor que la que obtuvo la despedida de Mario el año pasado. Al principio se notaron los nervios y las exageraciones de la conductora a la hora de festejar los chistes de alguno de sus compañeros, algo que se extendió por varias emisiones. Pero Ernestina pronto se acomodó en su traje y sacó provecho de su amistad de años con Juan Di Natale, quien fue su socio en la revista Inrockuptibles. Desde ese momento, todo empezó a fluir con mayor facilidad, lo que les permitió desatarse un poco del guión.

En el caso de Gonzalito, la adaptación fue más difícil. Habituado a las notas de exteriores donde existe la posibilidad de sumar agilidad mediante la edición, le costó seguirles el ritmo a sus compañeros, que cuentan con mayor experiencia en el vivo, y muchas veces tuvieron que “esperarlo” para que pudiera dar un remate. Se esforzó, pero durante toda la temporada pareció moverse a otra velocidad.

Los contenidos no cambiaron demasiado y siguieron volcados más hacia el espectáculo que hacia la política, aunque la campaña electoral y la sección “¡Proteste ya!” sirvieron para balancear la tendencia a las notas de color. En ese contexto, Guillermo López tuvo, entre los noteros, mayor injerencia a lo largo de 2009, y Pablo Camaití se afianzó en su segundo año con anteojos negros, a fuerza de perseguir al matrimonio presidencial. Diego Iglesias continuó dándole el toque periodístico, y Clemente Cancela funcionó como todoterreno.

La audiencia se mantuvo un poco por debajo de las mediciones de 2008, aunque el ciclo cosechó buenos números, beneficiado además por la caída de público de Marcelo Tinelli, a quien superaron varias veces. Su promedio mensual más alto hasta ahora fue el conseguido en abril: 21,7 puntos, y el más bajo, en mayo, con 14.

Pergolini desde su programa de radio, decía que no miraba CQC, y aunque sigue diciendo que él no hubiera puesto en su reemplazo a una mujer, admitió que Ernestina era una buena conductora. La distancia que el fundador de Cuatro Cabezas mantiene con el ciclo, y viceversa, se vio reflejada en el festejo de las 500 emisiones: no sólo estuvo ausente en el piso, sino que además apareció lo justo y necesario en el compacto que preparó la producción.

CQC sigue ocupando un lugar preferencial en la televisión argentina, y sus seguidores digieren rápido los cambios. Los que extrañan al Pergolini de traje y anteojos comprobaron que el formato lo trasciende. En una televisión personalista, que prioriza las figuras a los contenidos, no es poco.

Top 5
1) Los K perdieron el humor. En esta temporada, la cobertura presidencial quedó en manos de Pablo Camaití. Y los diálogos con Cristina y Néstor dejaron de ser condescendientes. “Otra vez los tiene que salvar Scioli”, le dijo a Kirchner en épocas de las testimoniales. O “Se acuerda cuando lo habían metido en el freezer como a Cobos”; al actual diputado se le borró la sonrisa. Para diciembre, Camaití consultó a Cristina sobre el video de Antonini en la Rosada: “Con tanta plata, ¿no les hubiera convenido comprarlo?”; la Presidenta eludió: “¿Ya no tenés nada para preguntar que resucitás a los muertos?”. “¿Y qué le pareció que Nacha hubiera renunciado?”, cambió el notero. Pero ella siguió sin responder.

2) El escándalo en El Bolsón. El 13 de julio, Gonzalo Rodríguez fue hasta El Bolsón, donde los vecinos denunciaban que el intendente quería trasladar el aeródromo para concretar un negocio inmobiliario de millones, rechazado por el 76% en un plebiscito. El conductor del ciclo fue a la intendencia para hablar con Oscar Romera. Pero el funcionario comenzó a insultarlo y lo tomó del cuello. “No te hagas el pelotudo conmigo, soy más loco de lo que vos creés. Si te quisiera agredir, podría ser peor”, le dijo. La UCR aseguró que tomaría medidas contra el intendente, pero la sanción quedó en nada. Ese día CQC consiguió una de sus audiencias más altas (22,3).

3) El show del Pelado. Hacia mitad de año, el también conductor de Zapping protagonizaba más de la mitad de las notas de cada emisión. “Trabajo forzado” tuvo su mejor muestra con un Julián Weich sacado y rompiendo paredes. El CQTest volvió a tener de invitadas a las mellizas griegas –que no son ni mellizas ni griegas– Victoria y Stefanía Xipolitakis, y si a alguien le quedaban dudas de si son o se hacen, pudo evacuarlas. Las dos juntas consiguieron el peor promedio en la historia de la competencia y dijeron, entre otras cosas, que el Obelisco es la capital de Buenos Aires. No siempre dos piensan más que uno.

4) Los informes de Diego Iglesias. Las secciones del notero y coconductor de La Liga son de lo más interesante del programa. En octubre, produjo un informe en el que intentaba saber cuál era el grado de honestidad de los services de heladeras y aires acondicionados –parecida a otra del viejo BTV de Fernando Bravo–. Para noviembre, se fue a una zona paqueta de la ciudad y consultó a conductores mal estacionados con el pretexto de saber qué opinión tenían sobre los piquetes: todos se quejaron. “¡Pero usted está haciendo lo mismo!”, les decía Iglesias. Unos se enojaron y otros, sin cortarse un pelo, dijeron que sus derechos eran más importantes.

5) Nacha fugitiva. Durante la campaña, la actriz candidata a diputada les avisó a los noteros de CQC que no hablaría con ellos porque eran unos cínicos. Clemente Cancela leyó la definición de cinismo y consultó a algunos dirigentes sobre la decisión de Nacha de no asumir su banca. Algunos opinaron, pero otros eludieron la consulta, como Scioli o Néstor. En Estados Unidos, un supuesto periodista de otro medio la interrogó sobre su determinación. “Ya se lo comuniqué a la Presidenta”, aseguró ella, y alegó razones personales para concluir: “Soy más hábil para hacer otro tipo de trabajo dentro de la política”.

Fuente: Crítica Digital