lunes, 29 de septiembre de 2008

Rial y TVR

Jorge Rial publico en Primicias Ya, el site de espectaculos, una nota que transcribimos a continuacion.












La leve decadencia de “TVR”
Por Jorge Rial

No hay peor astilla que la del mismo palo. Eso debe sentir el inefable Diego Gvirtz, quien en estos momentos sufre cada sábado una derrota frente a Zapping, como la bochornosa de este fin de semana por una abismal diferencia de cinco puntos.

Como alguna vez le tocó a él ser quien desbancara a PNP con parecidos argumentos que, incluso terminó en Tribunales, hoy el pelado progre está tomando de su misma medicina. Si hasta en alguna de sus incomprensibles charlas en TEA debe soportar que los pichones de periodistas ya le cuestionen sus aburridos informes y la repetición de la degradación de los enemigos de siempre. Todo se nota en la pantalla. No sólo los números lo vienen castigando en los últimos dos meses frente al ciclo de Telefe, sino que sus principios fueron corridos de acuerdo a la necesidad del canal que lo tiene contratado.
El hombre que dejó una emisora por los altos intereses de la defensa de la libertad de opinión… de un corrupto y transportador de coimas, se bajó los pantalones cuando Adrián Suar le pidió que adelantara media hora su programa para no soportar de lleno la embestida de la producción de Cuatro Cabezas.
Sin protestar, con la sumisión que se le reconoce frente al poder, allí tuvieron que ir treinta minutos antes sus dos conductores de la nada a recibir con anticipación los cachetazos de la competencia.
Sin duda, TVR está en leve decadencia. Primero por una cuestión de tiempo. Ya se vio todo. No tienen sorpresa. El espectador ya sabe quienes serán sus víctimas cada sábado. Critican con razón, los enanos de Tinelli pero no ven a su enanito Duro de Domar, con tan pocas luces como los que se rompen la crisma intentando jugar al futbol en el hielo.
Perdieron la gracia, la credibilidad y hasta el reconocido talento a la hora de editar. Politizaron tanto su discurso que hartaron. Critican al gobierno, pero no mucho. No vaya a ser que le suene el teléfono rojo al productor un sábado a la noche. Quieren ser divertidos y las caras de los animadores no acompañan. Quieren tocar el espinoso tema del Padre Grassi y se mandan uno de los informes más burdos del ciclo, con la reprimenda inmediata del filosofo Thomas Abraham como un padre harto de la estupidez de sus hijos.
Un informe de mal gusto sólo comparable con el de las Torres Gemelas con la música de "New York, New York" o de la tragedia de Cromañón con el fondo de “Dame Fuego”. Antes, se le perdonaba todo y Dieguito sentía que tenía impunidad televisiva. En su época de esplendor hizo y deshizo a su antojo sólo con el carné de fiscal de la televisión. Pero le llegó la fecha de vencimiento. La gente lo va abandonando sin prisa pero sin pausa. Ningún famoso pierde el sueño por temor a caer en sus garras. Nadie llama para contar como los trataron en el ciclo de Gvirtz y compañía.
A lo lejos el productor ve el iceberg que se le acerca y sus reflejos ya no le sirven para dar el volantazo. Su tripulación de a bordo, además, no le sirve para mucho. Sus conductores son un salvavidas de plomo que con sus comentarios hunde aún más la pobreza de los informes. Tal vez, para salvarse, se les ocurra sentar como crítico del día a Antonini Wilson, pelearse con el canal y retomar la mentira del salvador de la moral de la prensa argentina. No se me ocurre otra manera de que TVR le gane a la simpleza de Zapping. Como un helado fuera del frezzer, TVR se va derritiendo de a poco.