El ciclo casi no cambió su agenda pese al cacerolazo
Se emitió en vivo, pero parecía un programa viejo, superado por los acontecimientos de una realidad cambiante, una repetición de algo sucedido allá lejos y hace tiempo.
Lo que siempre constituyó el poderoso signo distintivo de Caiga quien caiga (ese dispositivo técnico de vanguardia en el montaje y la posproducción, insuperable en su género, del que se vale para armar "informes" cargados de ironía sobre la realidad) esta vez se le volvió en contra al programa, emitido anteanoche en pleno cacerolazo.
Pese a que Mario Pergolini lanzó más de un dardo filoso contra la Presidenta ("Cristina se olvidó la medicación", "El discurso sonó un poco pedante"), la inauguración de la temporada número 12 del ciclo dejó de lado la actualidad y paseó por algunos de los hechos más comentados de los últimos tiempos (del caso Porretti al congreso del PJ) y ratificó secciones clásicas ("Proteste ya", el Top Five de la TV) con la sensación de que en buena parte de lo visto ya estaba todo dicho antes de esta reaparición. En el final, un nuevo cronista (sólo identificado como Pablo) apareció desde la Plaza de Mayo con un informe impersonal armado de apuro. Fue el cierre de un regreso con buen rating (ver aparte), pero con muy poco para decir sobre lo importante del momento.
Link corto: http://www.lanacion.com.ar/998845