lunes, 6 de abril de 2009

"Todavía tengo cosas para dar"

Juan Di Natale

Sos el único sobreviviente.
Bueno, por suerte mis ex compañeros están vivos...

Algo así como la garantía de continuidad del programa.
Algo así. De todas maneras, hasta donde yo sé, la continuidad del programa estaba asegurada, y creo que la experiencia de haberlo hecho en otros países y probado que la fórmula funciona más allá de los nombres es lo que permitió esto. Lo que sucedió es que hubo una salida de Mario sorpresiva, antes de lo que estaba previsto.

¿Por qué te quedaste? ¿Fue un sacrificio por la causa?
No, no, no fue un sacrificio, nadie se tenía que quedar necesariamente, pero me propusieron quedarme, en el medio hubo una serie de charlas y conversaciones, y lo que me decidió fue, por un lado, el cariño que le tengo al programa, que es mucho; por el otro, que siento que, después de todos estos años, represento a una parte del programa; que siento que todavía tengo cosas para dar; y que la persona era Ernestina.

También circularon otros nombres.
Y de todos los que circularon como posibles reemplazos para Mario no me sentía a gusto con ninguno. Escuchaba los rumores, a veces con estupor, a veces con desconcierto, y todas las opciones que no fueran Ernestina me resultaban inviables. No me hubiera sentido cómodo acompañando a Pettinato, por ejemplo.

¿Por qué con Ernestina sí?
El motivo principal fue la amistad que me une con ella. Y tener la intuición de que entre nosotros las cosas iban a funcionar muy bien al aire. Yo sé el oficio y la pericia que ganó Ernestina en los últimos tres o cuatro años, el training de hacer tres horas de aire en vivo todos los días es una súper academia, y tiene las condiciones para enfrentar este desafío.

¿Con Pergolini hablaste?
Sí, y para mi continuidad también fue importante tener de parte de él una especie de venia para continuar. Me siento en deuda con él porque fue quien me propuso, allá en el '94.

¿Cómo fue esa charla?
Fue una charla privada, le expuse que tenía ganas de continuar, pero que si él consideraba, por algún motivo, que yo no tenía que estar, bueno, tenía que darle la derecha y buscar mi camino en otro lado.

¿Y qué te dijo?
Que siguiera para adelante con lo que quería hacer, que me había ganado mi lugar. Si me hubiera dicho, mirá la verdad es que no me gustaría, yo lo hubiera aceptado.

¿Te sorprendió que el tercero fuera Gonzalo?
Tiene su lógica que Gonzalo esté ahí, lo tiene muy merecido. Creo que el trabajo del Proteste Ya de los últimos años fue muy bueno, y también se juegan su antigüedad y su oficio.

¿Qué tiene que tener alguien para poder conducir CQC?
Tiene que tener una actitud contestataria, conservar cierto espíritu rebelde, optar por el sentido común antes que por cualquier otra posición, tener la capacidad para burlarse de casi todo y poder pasar a una toma de posición seria cuando es necesario... Y una mirada escéptica con respecto al poder y al sistema de representación política. Creo que CQC nace en un momento, no sólo local sino mundial, de crisis de la representatividad, y el espíritu del programa tiene que ver con eso.

¿No es inevitable con el paso de los años que esa mirada política se naturalice, o se haga funcional al sistema?
Totalmente, eso pasa y, de hecho, a nosotros nos pasó muy rápido. Y es una medida del éxito del programa. Yo fui el primer notero de CQC, y en la primera temporada hacía unos informes que consistían en ir a los despachos de los diputados a preguntarles sobre proyectos insólitos. Hice cuatro de esas notas y a la quinta en el Congreso me conocían todos. La repercusión que tuvo el programa nos llevó a tener que adaptarnos permanentemente a un juego nuevo.

¿Adaptarse cómo?
Quiero decir que, en ese juego, se hacen concesiones que tienen que ver con necesidades propias de un show televisivo. Si vos vas al choque con la Presidenta, no la vas a tener en el resto de la temporada, y el televidente quiere ver a la Presidenta en CQC.

Clarín